¿TU HIJO JUEGA AL TENIS?

Generalmente son los padres quienes inician a los niños a un deporte como el tenis, apuntándolos como una actividad extraescolar o llevándolos a ver partidos. 

Poco a poco, los niños van sintiendo el gusanillo por ese deporte y empiezan a soñar con ser unos jugadores como Rafa Nadal, Roger Federer, Carla Suarez o Garbiñe Muguruza, así que son los niños los que, posteriormente, piden a los padres seguir haciendo esta actividad y aprendiendo este deporte. 

Cuando los niños muestran sus primeros progresos, los padres y familiares se sienten muy orgullosos: “mi hijo es un talento, es el sucesor de Rafa Nadal” o “qué rápido aprende, tenemos en casa a una campeona como Garbiñe Muguruza”, aunque también existen los padres que, decepcionados, dirán: “profesor, yo no sé mucho de tenis, pero debería enseñarle de esta manera la derecha”, o “juega bien, pero no gana nada, este no es su deporte”. 

Todos estos comentarios reflejan la realidad del deporte, y más en un deporte tan individual como el tenis, haciendo que el jugador sobrevalore sus posibilidades o consiguiendo que se despoje de la confianza en sí mismo… De esta manera empieza a inculcarse en el niño la pasión por la excelencia, por el éxito… pero al mismo tiempo pueden desembocar en unas grandes decepciones.

Si ante cada fallo de nuestro hij@ nos molestamos, se lo reprochamos… le estamos enseñando a no tolerar sus errores, pero, si, por el contrario, lo estimulamos a que continúe intentándolo, lo animamos y reconocemos su esfuerzo, favorecemos el desarrollo y la confianza en sí mismo. 

El niño tenista, para su desarrollo como jugador, necesita sentir actitudes respetuosas, tolerantes y estimulantes por parte de su familia, compañeros e instructor. Los padres deben destacar los beneficios de este deporte: disciplina, dedicación, esfuerzo, atención a los profesores, constancia, aprender a concentrarse y auto controlarse en la pista… si los padres remarcan estos conceptos, los niños irán conociéndose y logrando mejores resultados.

Muchos jugadores jóvenes tienden a confundir lo que son, con lo que pueden llegar a ser. La familia tiene una importante participación en las diferentes etapas del jugador, por lo que los entrenadores deben lograr involucrar a los padres y comprometerlos a ayudar, pero no a interferir en aquellas decisiones y responsabilidades que solo corresponden a los especialistas en la preparación tenística.

Es evidente la necesidad de realizar esta preparación con los padres para, entre todos, poner a disposición la manera de percibir el tenis y todas las situaciones que descienden de este deporte.

Los entrenadores deben ser capaces de orientar a los padres y a los futuros tenistas de manera efectiva y los padres deben ser informados de la filosofía de trabajo de la escuela, academia, club o institución donde los niños a la vez que aprenden, se diviertan, que al final es el objetivo principal tanto del tenis como de cualquier deporte, y que se formen como deportistas, preparadas no solo para jugar al tenis sino para la vida como futuro profesional.