BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO CONTRA LA FRAGILIDAD DE LAS PERSONAS MAYORES
Fuente:
Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Aragón, Autora: Arancha García Vicente, colegiado nº 824
La actividad física y el deporte aportan muchos beneficios sobre la salud entre los que se encuentran la prevención de las caídas y de la fragilidad. Además, se mejora la calidad de vida de las personas que lo practican y se pueden evitar o atenuar problemas cardiovasculares, respiratorios, metabólicos, endocrinos, etc.
Los beneficios que aporta la actividad física en las personas mayores para su salud son incontables.
La práctica de una actividad física puede mejorar las funciones cognitivas y propiciar un mejor bienestar de las personas que padecen alguna enfermedad, como es el caso de un trastorno de ansiedad, depresión, etc. Lo ideal sería realizar un ejercicio físico donde se combine el entrenamiento de fuerza, equilibrio y marcha como una forma eficaz de aumentar la capacidad funcional o, al menos, mantener esta capacidad funcional con el objetivo de posponer la discapacidad y sobre todo la enfermedad.
En el marco actual de envejecimiento de la población, el verdadero reto es mantener la autonomía y la independencia a medida que se “cumplen años”. Por lo tanto, podemos decir que la salud de las personas mayores se debe medir en términos de función y no de enfermedad, pues es aquella la que determina la expectativa de vida, su calidad y los recursos o apoyos que precisará.
En las últimas décadas, se ha observado un progresivo aumento de la discapacidad y la dependencia que no depende exclusivamente del cambio en la pirámide poblacional, sino también de otros factores que son modificables y, por tanto, sujetos a intervención.
El principal factor de la fragilidad es la inactividad. Prevenir la discapacidad actuando sobre la fragilidad es posible. La actividad física retrasa e incluso puede revertir la fragilidad y la discapacidad. También se ha demostrado la eficacia del ejercicio físico sobre el estado cognitivo y emocional.
Por tanto, podemos concluir que los programas de ejercicio físico o actividad física orientados a las personas mayores con un componente multifactorial, que incluyen actividades para el desarrollo de la fuerza muscular, la resistencia cardiovascular, la movilidad articular y el equilibrio, constituyen las intervenciones más eficaces para retrasar la discapacidad y otros eventos adversos.