Introducción a la técnica en trail running

INTRODUCCIÓN A LA TÉCNICA EN TRAIL RUNNING

Noticia

13/12/2013 10:45:00

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Fuente:

Running.es [Ricard Fernández]. Foto: Hugo Loriente

Calzado, postura, zancada, formas de apoyo... para pasar de la carretera a la montaña hay que cambiar el chip. Cada vez son más los corredores que deciden probar en terrenos más irregulares y pronunciados, en este artículo de Running.es tienes las claves que te facilitarán el cambio del asfalto a la montaña.

Es significativa la migración de muchos corredores a la montaña. Son varios los motivos de ello y no cabe duda que la exposición mediática de atletas como Kilian Jornet también ayuda. Ello provoca que muchos pisteros o asfalteros nos movamos como un pulpo en un garaje cuando subimos y bajamos pronunciadas trialeras.

Esta naciente especie de nuevos montañeros necesitamos aclimatarnos al irregular terreno y conocer cómo correr de forma eficiente por él. Hay que cambiar el chip. Utilizando un símil ciclista, hasta el momento íbamos en una bici de carretera y ahora no podemos pretender introducirnos en una cordillera con ella. Así pues, además del calzado, tendremos que cambiar nuestra postura y zancada, así como buscar una diferente forma de apoyo. También habrá incluso ciertos músculos que tendremos que reforzar para aguantar mejor los impactos propios del trail running. Los brazos tendrán un papel importante, ya que nos ayudaran a mantener el equilibrio bajando y ayudarán a impulsarnos en las pendientes pronunciadas.

Principalmente las modificaciones más significativas las encontramos en los siguientes aspectos: el terreno es mucho más accidentado que en una carrera en ruta y por supuesto tendremos que afrontar un tremendo desnivel, tanto para arriba como para abajo. Así pues, en primer lugar, debemos controlar nuestra pisada. Es fácil hacerse daño si no estamos atentos a dónde pisamos. Nuestro apoyo debe ser más firme y sobretodo prever con antelación dónde vamos a colocar el pie a cada paso que demos. Esto quiere decir que habrá que mantener la vista unos metros adelante e ir calculando todos nuestros movimientos en función de la trazada que vamos decidiendo unos segundos antes de ejecutarla. Esto puede provocar variaciones constantes en la amplitud de la zancada que llevamos, todo en función de los obstáculos naturales que nos vayamos encontrando.