DOS HOMBRES Y UN DESTINO
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Ortega y Dujshebaev, amigos desde 1996, se miden mañana como técnicos por primera vez.
Mañana se enfrentan el primero y el segundo de la Asobal o, lo que es lo mismo, el Ciudad Real y el CAI Aragón. Será el primer duelo de dos amigos, compañeros durante años en diferentes vestuarios y abocados de manera natural a tomar la pizarra y las decisiones técnicas una vez cambiado el pantalón corto por el largo. Mariano Ortega y Talant Dujshebaev se conocieron en 1996 en Santander. El central ya era español y ese año fue nombrado mejor jugador del mundo por segunda vez, mientras que el zurdo había demostrado que Manolo Cadenas no se equivocó al llevárselo a Valladolid en 1992.
"Somos amigos y nos llamamos de vez en cuando. Quedaremos antes de jugar para tomar un café y hablaremos un rato, aunque creo que, del partido, poco", dice Ortega, que elogia el carácter ganador de Dujshebaev. "Tiene mucho carácter, es muy competitivo y siempre lo daba todo. No le gusta perder nunca. Al final de los entrenamientos, cuando hacíamos la carrera de recuperación, él también quería ganarla", bromea el técnico del CAI. Esa forma de ser es la que destila el Ciudad Real, campeón de todo desde que Dujshebaev lo dirige. "Sabe transmitir esa dureza mental suya al equipo, que tiene mucha disciplina y comete muy pocos errores", continúa el catalán.
"Sin ser un jugador espectacular, siempre destacó por inteligencia, constancia y trabajo. Ha rendido con todos los entrenadores que ha tenido. Ha sido muy ordenado, disciplinado y con mucho carácter", dice Dujshebaev, que destaca la pelea constante como mejor virtud del CAI Aragón en el inicio de Liga. "Se han ido jugadores muy importantes, pero el equipo está arriba peleando, luchando, sacando resultados ajustados gracias al espíritu del equipo, que cree en sí mismo", destaca el técnico del Ciudad Real.
En la campaña 96-97 levantaron la Copa Asobal con el Teka. Dujshebaev se marchó a Alemania y Ortega vivió el principio del final del club cántabro. En el 2001 sus caminos volvieron a confluir en Ciudad Real, donde ganaron al menos un título cada temporada. Los dos lo dejaron en el 2005, Dujshebaev para convertirse en técnico y, Ortega, para seguir jugando tras rechazar convertirse en segundo del nuevo entrenador.
Al final, los dos han terminado en el mismo sitio, al frente del banquillo del último equipo en el que jugaron en un desenlace lógico, predestinado. "Es la ilusión que teníamos los dos, ser entrenadores. Es muy complicado entrenar en Asobal porque hay pocos equipos y mucha competencia. Ahí hemos tenido mucha suerte porque sin tener experiencia han confiado en nosotros", explica Ortega. "Se nota si un jugador puede ser o no entrenador y a Mariano siempre le ha gustado. Aquí ya entrenaba equipos de niños", recuerda Talant. Dos amigos con caminos y destinos comunes.