Semblanza y trayectoria de José Luis Calvo Sanromán

SEMBLANZA Y TRAYECTORIA DE JOSÉ LUIS CALVO SANROMÁN

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11/03/2019 10:00:00

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José Mª Esteban Celorrio. Medallista Olímpico. Campeón del Mundo de Piragüismo.

El ex-piragüista recibió a título póstumo una de las menciones «En el Recuerdo» en la Gala del Deporte 2018 celebrada en el Ayuntamiento de Zaragoza.

Me llamó nuestro amigo común Manuel Fonseca para comunicármelo. No me lo podía creer, incluso hoy no lo tengo asumido. Fue un enorme mazazo. El fallecimiento de José Luis Calvo es de esas noticias que nunca te planteas y que, por ello, cuesta más aceptar.

Mi primer contacto con José Luis se remonta a otoño de 1968. Nunca podré olvidar aquel momento. Él me inició en el deporte que me dio tantas satisfacciones y triunfos.

Recuerdo -ahora con una mezcla de tristeza y melancolía- el gran empeño que puso para que nuestro club me financiara el desplazamiento y la estancia en Sevilla para una concentración en la que se iba a entrenar con el equipo rumano. Su vehemencia contribuyó a que, posteriormente, fuese convocado a participar en mis primeros Juegos Olímpicos, los de Munich, de 1972, junto con Javier Sanz, otro pupilo suyo.

Eran tiempos en los que el equipo de piragüistas de Helios viajábamos en su Renault 8 particular con una baca transportando cuatro o cinco embarcaciones y con cinco personas en su interior que circulaban por aquellas carreteras de la España de los años setenta. Jamás le oí quejarse del continuo desgaste del coche, del exceso de kilómetros que recorría o de las innumerables averías que padecía. Así era José Luis, todo lo compartía.

Su carácter, siempre jovial y chistoso, fue un ingrediente fundamental para amenizar aquellas largas travesías y viajes. El tedio y cansancio pasaban a un segundo plano.

La vinculación de "El Calvo" -como le llamábamos los más cercanos- al Centro Natación Helios y al piragüismo perduró hasta el final de sus días. Destacó como componente del equipo de piragüismo de Helios en la década de los sesenta, estando preseleccionado para los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964, llegó a proclamarse campeón de España en varias ocasiones y obtuvo la tercera posición en el Descenso Internacional del Sella.

Más tarde, como técnico del club azul, unos diez años después de sus éxitos deportivos, consiguió los mejores resultados de la historia. Dos deportistas, formados por él: Javier Sanz y yo mismo, participábamos en los Juegos Olímpicos de Munich de 1972 . Posteriormente, quien escribe estas líneas obtenía la medalla de plata en las Olimpiadas de Montreal 76. A lo largo de sus dieciséis años como entrenador de Helios, sus pupilos obtuvieron un sinfín de títulos de campeones de España e internacionales.

En su vertiente como dirigente deportivo fue presidente del Colegio de entrenadores, miembro del comité de disciplina deportiva y vicepresidente primero de la Real Federación Española de Piragüismo, así como presidente de la Federación Aragonesa a lo largo de veinte años.

Sentía los colores de Helios. Socio de honor por sus enormes méritos deportivos, en diferentes etapas ostentó el cargo de vicepresidente y secretario general del club. Pero su prestigio fue más allá del piragüismo o de Helios, siendo nombrado instructor de piragüismo de un joven Príncipe Felipe.

Pero donde realmente triunfó fue en el campo de la humanidad. Se me hace muy difícil pensar que alguien que conociera a José Luis no lo apreciara, se hacía querer en el día a día y mostraba su entusiasmo cuando al cabo de los años se encontraba con sus pupilos, compañeros de piraguas o entrenadores de su época.

Compartía todo lo que tenía. En su coche encontrabas todo tipo de objetos: desde juguetes a embutidos o encendedores y un sinfín de papeles; todo lo ofrecía para compartir.

En la última época, recuerdo que siempre me presentaba a sus amigos como “su hermano pequeño”. Se autodefinía como "muy chiquero”: sabía ganarse a los más pequeños, cuestión que pude constatar por el trato que le dispensó a mi hijo cuando era pequeño.

A veces un tanto contradictorio y siempre entrañable y jovial, vivió como quiso y apuro la vida hasta el final; tengo la seguridad que allí donde estés tus compañeros nunca estarán aburridos.

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