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'Runnorexia' o cuando la obsesión por el 'running' sobrepasa todos los límites
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POR OBSESIÓN O POR ADICCIÓN

'Runnorexia' o cuando la obsesión por el 'running' sobrepasa todos los límites

Algunos de los afectados consideran que están enganchados, presentando características similares a las de los fenómenos adictivos, como impulsividad y falta de límites

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En los últimos años, se ha producido un aumento imparable en la práctica de ejercicio físico y la elección de una alimentación saludable. Más allá de un fenómeno de moda, los estudios médicos demuestran que el deporte regular es uno de los hábitos saludables que deben incluirse para una buena calidad de vida. El 'running' sigue ganando adeptos porque se adapta a necesidades muy diversas, desde la flexibilidad de horarios a la posibilidad de entrenar de manera individual o en grupo. A los conocidos efectos físicos se van añadiendo beneficios psicológicos, como la disminución del estrés, la mejora de la autoestima o la calidad del sueño. Este impacto positivo sobre la salud mental es significativo en cualquier persona, pero de forma especial en aquellas con síntomas depresivos, de ansiedad o de insomnio.

Un hábito saludable y recomendable puede, sin embargo, convertirse en un problema cuando se sobrepasan los límites personales. Se están describiendo casos de lo que ha sido llamado 'runnorexia': corredores que no pueden parar, ni por lesiones ni por compromisos sociales. En general, son personas que se preocupan en exceso por su rendimiento, el cronómetro o la recuperación inmediata de lesiones. Este término, que no existe en las clasificaciones diagnósticas oficiales, hace referencia a deportistas que se ven inmersos en una actividad frenética a la que no encuentran sentido pero que son incapaces de interrumpir, y son personas que, en muchas ocasiones, sobrepasan sus límites en diferentes aspectos de su vida (trabajo, alimentación, etcétera).

Algunos dicen estar obsesionados: preocupados por rendimiento, tiempos, desempeño muscular, con necesidad de controlarlo todo

Algunos de los afectados consideran que no pueden parar porque están enganchados, presentando características similares a las de los fenómenos adictivos, como impulsividad y falta de límites, necesidad de ir cada vez un poco más lejos, dependencia de una actividad que se utiliza como escape de la angustia y deterioro de las relaciones personales o familiares.

Otras personas se definen como obsesionadas: perfeccionistas y muy preocupadas por rendimiento, tiempos, desempeño muscular, con necesidad de controlarlo todo y de que el cuerpo responda exactamente como desean. Estos rasgos recuerdan más a los trastornos obsesivos, en los que pensamientos o actos (rituales) gobiernan la conducta del sujeto, apareciendo ansiedad intensa en función de los mismos.

Estas personas no pueden esperar para mejorar su rendimiento, para preparar otra carrera o para rehabilitar una lesión, y suelen sentir la necesidad de controlar de forma omnipotente todas las circunstancias que impidan la realización de su meta. En este círculo vicioso, la ansiedad aumenta y la satisfacción personal disminuye. Con frecuencia, se asocia a un pensamiento automático, en el que uno no puede parar y conectar consigo mismo.

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Ya sea como actuación compulsiva o como preocupación obsesiva, el 'running' se convierte en estos casos en una patología al no utilizarse de la forma adecuada. Una actividad que era en su inicio placentera y relajante se convierte, así, en una nueva fuente de estrés. Correr, como cualquier otro hábito saludable, debería estar al servicio del bienestar y la salud. La alternativa a esta obsesión/adicción al 'running' es, de forma paradójica, parar. En primer lugar, detenerse para escuchar a los demás y escucharse a uno mismo. En este punto es útil y eficaz la intervención de preparadores físicos que aportan experiencia y conocimientos técnicos al respecto.

Asimismo, los grupos de entrenamiento son una forma de estimular la competitividad y mejorar el rendimiento, pero pueden también aportar el acompañamiento necesario en un momento de confusión: cuando uno tiene un problema tiende a pensar que solo le pasa a él y los compañeros se convierten en un espejo en el que mirarse e identificarse, para relativizar o dimensionar lo que está ocurriendo. En algunos casos, profesionales del campo de la salud mental pueden aportar herramientas terapéuticas, como las técnicas de relajación, meditación, 'mindfulness', psicoterapias…

Hoy en día, no hay dudas sobre la conveniencia de mejorar los hábitos en torno a la alimentación y el deporte físico, pero mantener una relación de escucha y atención a las propias necesidades es igual de recomendable. Cualquier momento es bueno para pararse y valorar lo que es mejor para cada uno. Esos momentos son en sí mismos terapéuticos porque se restaura la capacidad de pensar lo que uno quiere y necesita de verdad, aportando sentido a las decisiones vitales.

Dra. Elena Sanz Rivas, jefa del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

En los últimos años, se ha producido un aumento imparable en la práctica de ejercicio físico y la elección de una alimentación saludable. Más allá de un fenómeno de moda, los estudios médicos demuestran que el deporte regular es uno de los hábitos saludables que deben incluirse para una buena calidad de vida. El 'running' sigue ganando adeptos porque se adapta a necesidades muy diversas, desde la flexibilidad de horarios a la posibilidad de entrenar de manera individual o en grupo. A los conocidos efectos físicos se van añadiendo beneficios psicológicos, como la disminución del estrés, la mejora de la autoestima o la calidad del sueño. Este impacto positivo sobre la salud mental es significativo en cualquier persona, pero de forma especial en aquellas con síntomas depresivos, de ansiedad o de insomnio.

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