Sigue estos pasos para elegir la zapatilla de correr perfecta

Ejercicio físico

Actualizado a: Lunes, 8 Abril, 2019 14:33:16 CEST
Diferentes zapatillas expuestas. Elegir bien la talla es fundamental así como seleccionar la zapatilla en función del peso.

Con el nuevo año muchos se proponen hacer más deporte y eligen la carrera como la actividad, sino más fácil sí más económica, para poner en marcha este nuevo propósito. También es época de rebajas por lo que es un buen momento para comprar las zapatillas de correr a un precio más asequible. Sin embargo, esto no es tarea fácil. Hoy en día existe una variedad infinita de modelos, colores, tamaños, amortiguación, suelas… y el simple hecho de ir a una tienda a comprar una deportiva se convierte en una actividad “de alto riesgo”.

En este reportaje intentaremos resolver todas tus dudas sobre las zapatillas de correr para que tu elección sea la más correcta y para que puedas disfrutar de ellas durante muchos kilómetros.

El primer paso es evitar los errores. Según los expertos consultados por CuídatePlus, éstos con los  más habituales:

  • Comprar según el diseño o la moda: “Algunos corredores se preocupan demasiado por la moda y descuidan los aspectos realmente importantes”, advierte Cristian Herranz, entrenador personal y fisioterapeuta de Blua, de Sanitas. “Es mucho más importante fijarse en la comodidad, funcionalidad y talla que en la estética”, aclara Miguel del Valle Soto, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo.
     
  • Pedirlas por internet: “Siempre será necesario probárselas antes de comprarlas”, apunta Herranz.
     
  • Equivocarnos con la talla. “Las zapatillas deben ajustarse perfectamente al pie (tanto de longitud como de altura) y para ello hay que probar el producto con calma”, recomienda Del Valle Soto. “En algunas tiendas utilizan dispositivos para medir con precisión la longitud y anchura de los pies”, señala, esto ayudará a la hora de elegir. También hay que tener en cuenta que, con la carrera, “el pie aumenta ligeramente de tamaño, es decir, se hincha, y por eso es bueno ir a comprar las zapatillas después de haber corrido un rato y utilizar los calcetines con los que se suele correr”, indica el experto. En este punto, según Herranz, tampoco se deberá utilizar la misma talla que en zapatillas de calle o zapatos ya que “las de correr pueden ser diferentes por las hormas, diseños y por la forma en la que la zapatilla está cosida” y esto también hay que tenerlo en cuenta.
     
  • Comprar en el momento equivocado del día: “Muchas veces la gente viene por la mañana a probárselas, lo que es un error ya que los pies comienzan a hincharse por la mañana y no paran hasta las 16:00 horas, que es cuando alcanzan su tamaño más grande”, informa Herranz. Por este motivo, siempre es aconsejable comprar los zapatos por la tarde.
     
  • No tener en cuenta el tipo de superficie por el que se va a correr. Y es que, no es igual correr en asfalto que en montaña o pista, por ejemplo.
     
  • No tener en cuenta el peso. “A más peso, más necesidad de amortiguación en las zapatillas”, recuerda Del Valle Soto.
     
  • Comprar las zapatillas con una lesión. “Esto es un error porque la pisada suele estar alterada”.

¿En qué debería fijarme?

Sabiendo lo que no hay que hacer, el siguiente paso será saber en qué deberíamos fijarnos. Como indica Del Valle, “todas las zapatillas deben cumplir dos funciones primordiales que son proteger el pie y complementarlo en sus funciones”. Además, “deben ser cómodas, ligeras, con buen agarre y buena estabilidad”, añade.

Herranz cree que hay que tener en cuenta, como mínimo, estos seis aspectos:

  1. El peso corporal. Es importante ver el rango de pesos recomendados, en función de la amortiguación y de la estabilidad. “Si pesamos alrededor de 60-65 kg se optará por zapatillas más ligeras y con menos amortiguación que si pesamos más. En este caso se escogerá un calzado menos ligero y con mayor amortiguación”.
     
  2. El arco del pie: “Una persona con arco bajo (o pies planos) no debería comprar zapatillas con arco marcado, por el contrario, una persona con arco alto no debería utilizar zapatillas con arco bajo”.
     
  3. Ancho de pie. Algunas marcas hacen más de un ancho para algunas de sus zapatillas, “siendo la D, en hombres, y B, en mujeres, las que solemos encontrar en todas las zapatillas del mercado”. Para pies estrechos existe, a veces, “la opción de talla B, para los hombres. Por otro lado, para los pies anchos, existe la talla 2E, para ellos, y la D, para ellas”. En el caso de que ambos tengan los pies muy anchos, en ocasiones, se puede encontrar la talla 4E, para el hombre, y la 2E, para las mujeres”. Es importante tener en cuenta que “la diferencia entre un ancho y otro es de medio centímetro”.
     
  4. Lesiones frecuentes: “Es importante determinar si la persona ha sufrido o no algún tipo de lesión, ya que hay zapatillas que pueden hacer que el riesgo de disminuya o, en el mejor de los casos, se prevenga”. Por ejemplo, “si se tiene una fascitis plantar, es importante buscar modelos que den apoyo en la zona del arco, y, para problemas de esguinces de tobillo o rodilla, deberá primar la estabilidad de la zapatilla”.
     
  5. La talla: “El pie se suele hinchar en carrera cuando se llevan más de 5 kilómetros, por lo que es fundamental dejar cierto margen a la hora de elegir la talla para evitar rozaduras y ampollas”. Como advierte, “esto no significa necesariamente elegir un número más ya que, a veces, con medio número sería suficiente”.
     
  6. El clima: “Si se suele correr en un clima lluvioso, hay que buscar modelos con buen agarre, especialmente si se corre por asfalto o cemento”.

No es lo mismo montaña que asfalto

Además de lo expuesto anteriormente, el corredor también tiene que saber que no es lo mismo una carrera por montaña que por asfalto ya que las exigencias del terreno varían y las características de la zapatilla tienen que adaptarse a cada terreno.

Para correr por asfalto, según Del Valle Soto, “las zapatillas deberían tener todas las cualidades mencionadas y, además, una mejor amortiguación para absorber los impactos”. También “deberán tener buena reactividad”.  Las suelas suelen ser más lisas, “para buscar el máximo contacto con el asfalto, y más duras”. En el mercado se pueden encontrar algunos tipos con “suelas de distintos materiales que las hacen más elásticas, lo que las convierten en unas zapatillas con más reactividad, es decir, que acumulan energía para impulsar el despegue”.

Por el contrario, si el terreno es pedregoso, por caminos, senderos y rocas, “se optará por las zapatillas de trail running, que proporcionan mayor agarre, protección y estabilidad”, apunta Herranz.

En este caso, según Del Valle Soto, “la amortiguación tendrá menos importancia, ya que el terreno no es tan duro como el cemento o el asfalto, aunque también hay que tener en cuenta que en las marchas hacia abajo y en pendientes muy pronunciadas se incrementan los impactos sobre el talón”.  Las zapatillas para correr por montaña “deberán, por tanto, adaptarse a las irregularidades e inclinación del terreno”.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta a la hora de elegir la zapatilla correcta para las carreras de montaña es su ajuste. “Es muy importante que exista un buen ajuste pie-zapatilla, especialmente en la zona de los dedos”, indica Del Valle Soto. El pie “debe estar bien sujeto por las zapatillas para evitar que en las bajadas se desplace hacia delante y provoque lesiones en las uñas y dedos”.

Además, “deben contemplar un buen ajuste dinámico del empeine”. Un abrochamiento alto sobre el empeine también es recomendable para estas carreras, según recogen diferentes estudios.

Las suelas de este tipo de calzado también son muy diferentes a las que se utilizan para correr por asfalto. Éstas “requieren de suelas todo terreno, de dureza suficiente en las zonas de mayor rozamiento (punteras y talón) y diseño de dibujos (tacos más marcados) para evitar resbalones”. Con barro, nieve o suelo mojado “se precisará más agarre”, indica Del Valle Soto.

¿Y la pisada?

A la hora de elegir un calzado perfecto para las carreras, la pisada es importante pero “no determinante”, según Herranz. Existen tres tipos de pisada, la del pronador, supinador y la neutra. La primera de ellas, “se caracteriza por el giro del tobillo hacia el interior del pie durante la pisada”, explica el experto. Esto, según él, “no es necesariamente malo, ya que es un mecanismo natural del piel para amortiguar el cuerpo, pero a veces una pronación excesiva puede provocar patologías que hacen necesario una corrección”.

Para estos casos se recurrirá a plantillas que corrijan la pisada y, por supuesto, a la compra de zapatillas específicas para pronadores. Es importante señalar que “el 60 por ciento de los corredores pronan, en mayor o menor medida, y, a veces aparece cuando la pronación cuando estamos cansados o empezamos a descuidar la técnica”.

Por el contrario, y a diferencia de lo que cree la gente, “ser supinador (que el tobillo gire hacia el exterior en la pisada) es raro”. Aun así, según Herranz, “hay mucha gente que sigue preguntando por zapatillas específicas para supinadores”.

Hay que tener claro que “tener el pie cavo o que la zapatilla se desgaste por el exterior no quiere decir que una persona sea supinador. De hecho tan sólo el 4-5 por ciento de los corredores supinan, por lo que no hay zapatillas específicas para ellos”. En estos casos, “se tendrá que recurrir a zapatillas neutras y con alta flexibilidad”, aconseja.

En cuanto al momento de jubilación de las zapatillas de correr, como norma general “se deberán cambiar cada 650 km y 900 km aproximadamente”, señala Herranz. En el caso de las zapatillas de trail running, “éstas podrán usarse hasta los 1.200 o 1.300 km, ya que suelen ser más rígidas”.

En opinión de Del Valle Soto, “lo mejor es ir controlando cómo se van deteriorando los materiales de las zapatillas, especialmente el desgaste de la suela, y cambiarla teniendo en cuenta que es mejor quedarse corto que pasarse de kilómetros”. Como concluye: “Invertir en buenas zapatillas puede suponer un ahorro en tratamiento de lesiones por caídas o sobrecargas”.

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