¿Zurdo o diestro? Así afecta la lateralidad al rendimiento deportivo

Ejercicio físico

Actualizado a: Martes, 13 Agosto, 2019 11:46:54 CEST
Mujer jugando al tenis El tenis es uno de los deportes en los que la lateralidad cruzada puede aportar ventajas.

El 85 por ciento de la población es diestra, el 10 por ciento zurda y el 5 por ciento ambidiestra. Estas cifras se refieren únicamente a la lateralidad manual, pero el predominio de una parte del cuerpo sobre la otra no solo se plasma en las manos, sino también en las piernas, las caderas, o los ojos, entre otros. Ser diestro o  zurdo tiene implicaciones en distintos ámbitos, como el deportivo.

La lateralidad se puede definir como la preferencia sistemática de utilización de uno u otro órgano par del cuerpo (ojos, oídos, manos, pies…) en las actividades de la vida cotidiana. Se ha discutido mucho sobre las ventajas del uso preferente de un lado u otro y lo cierto es que, en muchos casos, no hay evidencia científica clara hacia la derecha o la izquierda.

 Además, la lateralidad afecta a cada deporte de una forma distinta y, en ocasiones, lo que verdaderamente importa no es si, por ejemplo, se usa más el brazo izquierdo o el derecho, sino si el ojo dominante o director es el del mismo lado o el del contrario.

¿La lateralidad es algo innato o adquirido?

Entre las preguntas más controvertidas está la de si la lateralidad responde a factores hereditarios o, por el contrario, se debe a factores ambientales o culturales. La primera opción, la determinación genética, está respaldada, incluso, por la investigación de la influencia de genes concretos.

Quienes defienden la segunda posibilidad sostienen que el entorno está orientado hacia los diestros y en la mayoría de las culturas se fomenta el uso de la mano derecha. Por eso, las personas zurdas acaban acomodándose en mayor o menor grado a esa tendencia general.

En el ámbito del deporte, esta hipótesis se ha visto corroborada por estudios que han apreciado que, cuando se incrementa el entrenamiento con el miembro no preferido, puede reducirse la diferencia de eficacia con el dominante e, incluso, llegar a eliminarla.

Según estos hallazgos, el trabajo del otro lado del cuerpo durante un periodo de lesión o enfermedad puede tener un efecto crucial sobre el lado lesionado.

Pero esa habilidad para alterar la lateralidad no está al alcance de todas las personas. José Naranjo Orellana, profesor de Fisiología de la Actividad Física de la  Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, precisa que “en algunos casos se puede entrenar el miembro (brazo o pierna) no dominante, pero no se puede modificar la lateralidad diestra o zurda del ojo director

Ventajas de ser zurdo

¿Ser diestro o zurdo puede ser determinante en la competición? Hay algunos ejemplos que revelan ciertas ventajas de ser zurdo en deportes individuales de oposición de uno contra uno. De hecho, a algunos boxeadores zurdos se les atribuyen victorias memorables por este motivo.

En factor sorpresa podría explicar, al menos en parte, este fenómeno, ya que la mayoría de los boxeadores estarían más acostumbrados a luchar contra diestros que contra zurdos. Pero hay quien también alude al ángulo con el que golpean los zurdos, que impediría al contrincante defenderse correctamente.

Lateralidad cruzada

Naranjo resalta que, en lo que se refiere al rendimiento deportivo, en muchos deportes tiene mayor relevancia el tipo de lateralidad que el hecho de ser zurdo o diestro. Así, en el caso del tenis o el pádel, la lateralidad cruzada parece conferir una ventaja significativa.

Se habla de lateralidad homogénea cuando existe una predominancia absoluta de uno de los lados del cuerpo y de cruzada cuando no se observa una dominancia uniforme de un mismo lado. Por ejemplo, cuando el ojo director es el izquierdo pero la pierna dominante es la derecha.

Los zurdos constituyen el 10 por ciento de la población, pero el número 1 de la clasificación ATP ha estado ocupado por un hombre zurdo el 33 por ciento del tiempo en las tres últimas décadas, porcentaje que asciende al 38 por ciento en las mujeres.

El experto en biomecánica Paul Dorochenko, que fue preparador físico de Roger Federer, ha observado que prácticamente todos los tenistas que han ocupado el top ten  de la ATP presentaban una lateralidad cruzada entre ojo y mano. “Rafa Nadal es cruzado”, afirma Naranjo. “Es zurdo, pero juega con la diestra para cruzar con su ojo director”.

Del mismo modo, en el fútbol se habla de “jugadores que juegan a carril cambiado, que son diestros pero juegan por la banda izquierda”, lo que aumenta el peligro para sus rivales.

Cómo determinar la lateralidad

Dorochenko ha descrito algunas acciones sencillas que pueden ayudar a determinar la lateralidad de las diferentes partes del cuerpo.

Ojo director

Sujeta con los brazos extendidos una hoja de papel con un agujero en el centro de 0,5 centímetros de diámetro. Enfoca, con ambos ojos abiertos y a través del agujero, un objeto situado a dos o tres metros de distancia. Cierra alternativamente uno y otro ojo sin mover la posición de la hoja. El ojo director es aquel con el que ves el objeto centrado dentro del agujero cuando el otro está cerrado.

Hombro dominante

Colócate de cara a una pared con los brazos extendidos y las manos apoyadas en ella. Pide a alguien que te lance un objeto desde detrás (por ejemplo, una pelota) y te avise para que te gires y lo atrapes. Si giras por tu izquierda, el hombro dominante es el derecho y a la inversa.

Mano dominante

Es aquella con la que escribimos, comemos y realizamos las tareas cotidianas.

Cadera dominante

Sitúate de pie, con los pies separados y las manos en la cintura. Salta girando para tratar de realizar un giro de 360º, primero hacia un lado y luego hacia el otro. Si el giro es más completo y equilibrado por el lado izquierdo, tu cadera dominante es la derecha.

Pierna dinámica

Es la pierna que elevamos cuando realizamos un salto a tijera. También es la extremidad con la que pisamos espontáneamente si queremos aplastar algo

Pie director

Es el pie con el que se golpea una pelota para chutar con mayor precisión.

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