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La falta de descanso y recuperación disminuyen el rendimiento del corredor
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incrementa el riesgo de lesión

La falta de descanso y recuperación disminuyen el rendimiento del corredor

Para mejorar la capacidad física, se necesita un estímulo —el entrenamiento—, pero también un periodo de recuperación para consolidar el esfuerzo

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El mundo del corredor está influenciado por multitud de factores que condicionan el rendimiento. Cada vez es más común utilizar rutinas de entrenamiento que permiten generar estímulos en nuestro cuerpo y lograr una serie de respuestas y adaptaciones a medio y largo plazo, que son consideradas las precursoras de la mejora de la condición física. En la búsqueda de la eficiencia en los diferentes planes de trabajo, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es el de los periodos de descanso.

Como punto de partida, es importante señalar que todos los cambios o adaptaciones positivas que permiten la mejora de una determinada capacidad física necesitan, por una parte, un estímulo generado por el entrenamiento, y, por otra, un periodo de recuperación para consolidar las adaptaciones al mismo.

Cuando, por ejemplo, planificamos series largas de entrenamiento sin el suficiente descanso entre ellas, en lugar de obtener una adaptación positiva o una mejora, sometemos al cuerpo a un sobreentrenamiento, que es uno de los principales enemigos del corredor, ya que disminuye el rendimiento e incrementa el riesgo de sufrir una lesión.

El aumento de la frecuencia cardiaca en reposo, la pérdida de peso o fatiga pueden alertarnos de que no estamos respetando las rutinas de descanso

El descanso representa un periodo de tiempo en el que se produce la recuperación del estrés al que ha sido sometido el cuerpo durante el entrenamiento o competición previa. Este estrés afecta al sistema musculoesquelético, al sistema nervioso a nivel periférico y también central. Por otro lado, es durante el periodo de descanso cuando también se generan las adaptaciones necesarias dentro de un proceso denominado supercompensación, que permite la mejora de las diferentes cualidades del deportista. A la vez, se produce el fenómeno de recarga energética en el que se restablecen los valores de glucógeno, combustible fundamental de la fibra muscular.

Debemos diferenciar entre el descanso entre los entrenamientos y el descanso relacionado con el sueño. Respecto a los primeros, no es necesario detener completamente la actividad, ya que el descanso puede respetarse manejando adecuadamente el volumen e intensidad de los entrenamientos, alternando estímulos de mayor carga con otros menos exigentes. Los patrones de sueño, guardan una estrecha relación con el funcionamiento del sistema nervioso e inmune, por lo que deben ser estrictamente respetados, ya que pueden ser verdaderos aliados del corredor pues estimulan la síntesis de la hormona de crecimiento.

Es importante escuchar a nuestro cuerpo y estar atentos a la respuesta que recibimos. Aspectos como el aumento de la frecuencia cardiaca en reposo, la pérdida de peso, problemas de sueño, fatiga o mayor irritabilidad, pueden alertarnos de que no estamos respetando adecuadamente las rutinas de descanso y tendrán una consecuencia negativa sobre nuestro rendimiento. En ocasiones, descansar más es igual a entrenar mejor.

Fernando Ramos, coordinador del Servicio de Fisioterapia del Hospital Quirónsalud A Coruña.

El mundo del corredor está influenciado por multitud de factores que condicionan el rendimiento. Cada vez es más común utilizar rutinas de entrenamiento que permiten generar estímulos en nuestro cuerpo y lograr una serie de respuestas y adaptaciones a medio y largo plazo, que son consideradas las precursoras de la mejora de la condición física. En la búsqueda de la eficiencia en los diferentes planes de trabajo, uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es el de los periodos de descanso.

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